17.9.11

Él y ella.

Un día cualquiera. En una calle cualquiera. Sintió la necessidad de pasarse por la cafetería donde habían compartido tantos momentos juntos. Hacía ya casi un año que lo habían dejado, pero tuvo la necessidad de volver al momento donde comenzó todo. Se sentó en la mesa más proxima a la ventana y empezó a recordar...


...Hace un año, ocho meses y doce días. Era invierno. Hacía mucho frío. Ella tenía su particular examen de ingés y decició ir un rato a su cafetería favorita para desconectar. Él decidió ir a una cafeteria cualquiera para olvidar de una vez por todas a su exnovia. Ella salía, él entraba. Se chocaron.
-¡Eh! ¡¿Se puede saber hacia donde estabas mirando?! ¡Tenía todos los apuntes bien ordenados!-dijo ella muy enfadada.
-Ehh...Lo siento, no te había visto.
-No, ¡si eso ya lo sé! Me podrías, almenos, ¿ayudarme a recoger todo esto no?
-Sí, sí. Por supuesto.
Y como si de una película se tratase, sus manos se encontraron, sus miradas se cruzaron, y surguió un nuevo amor. Al cabo de un rato estaban los dos sentados en una mesa, conociendose.
-Tienes unos ojos preciosos.
-¿De verdad? Ay, ¡pues muchas gracias!-dijo ella ruborizandose. Y sin querer sonrió. Y se sintió bien. Hacía mucho que no sonreia. Entre el instituto, sus amigas, y que no encontraba a su príncipe azul estaba muy ocupada para sonreír. Y gracias a él, sonrió. Y sintió algo adentro. No sabía lo que era y porque le pasaba, pero le gustaba.
Pasaban los días y hablaban, y se llamaban, y quedaban. Ella sentia que había encontrado a su príncipe. Él que había superado lo de su otro amor y había encontrado a alguien mejor. Al poco tiempo se declararon el uno al otro y empezaron a salir de verdad como novios. Eran muy felices, todo el mundo lo decía. Eran la envidia de sus amigos. Siempre ríendose, abrazándose, queriendose. 
La verdad, nosé como pudieron separarse. Supongo que por el estrés de ella y las contínuas llamadas de la exnovia de él. Nosé como pero lo dejaron. 
Ella lo extrañaba a cada minuto, cada segundo que pasaba. Y quería estar con él. Pero no podía, sabía que no podía porque le haría más daño. Y decidió empezar otra vez de nuevo. Se prometió que no le volvería a pasar. Y así fue. De él nadie supo nada más, sólo que se fue de la ciudad...


Ahora mismo, en el presente. Ella sige sentada en la mesa. Y llora, llora como nunca lo ha hecho. Llora porque aún lo quiere. Llora porque quiere tenerlo cerca. Y de repente, ahí está él. Más guapo, más hombre, más él. Y se miran, y se acercan, y se abrazan, y se preguntan como les va la vida, y se huelen, y sienten la mágia del primer día, y se quieren. Porque al fin, y al cabo, la mágia del primer amor nunca se olvida. Siempre está ahí, en un rincón, pero está. Y se prometen que se llamaran, y que quedarán. Y ella vuelve a sonreír, y él vuelve a sentir que es la única. Y así es como vuelven a empezar, una y otra vez. 


Algunas veces pasa esto. Otras sólo se olvidan. Pero nunca está demás tener un poco de fe y esperar a que esto pase. 
*Laura.

4 comentarios:

¿Te cuento un secreto? Cada vez que aparece tu figura por aquí, la palabra felicidad se adueña de mi cara.
Yo ya te he contado mi secreto; ahora cuentame tú el tuyo. ¡shh!♥