22.7.12

Todo está (más que) bien.



Miro al cielo y vuelvo a tener cara de tonta. Esta vez tampoco es por ti. Es por saber que nuevas historias han comenzado y que otras comenzarán más tarde. No hay ninguna nube en el cielo y tiene pinta de que ese color azul se quedará ahí durante todo el verano. Sonrío. Huele a verano, a locura, a diversión. Y suena una musiquilla. ‘’Everything is going to be alright.’’ ¡Claro que sí! Todo está (más que) bien. Me he dado cuenta de que tengo lo que más quiero a mi lado y que, lo que no tengo, es porque aún está por llegar. La suave brisa marina acaricia mi pelo como si quisiera acompañarme a algún lado, a la felicidad quizás. Y sí, yo me dejo llevar. ¿Quién sabe cuando volveré a estar así de feliz? Sonrisas sin motivo: eso es lo que más me gusta. Un sabor agridulce se topa con mi sincera mirada. Me falta algo, puede que sea ¿el amor? Pues sí, la verdad, pero no me importa. Como ya he dicho nuevas historias comenzarán más tarde. Me gustaría vivir en este momento para siempre pero el cielo está empezando a tener un tono rosado lo que significa que es hora de volver a casa. Pero de una cosa estoy segura: el verano y la felicidad inmortal se quedarán conmigo para siempre. 


Cada amanecer es la promesa de nuevas sonrisas. Y sí, este amanecer viene con muchas. 
*Laura.

9.7.12

Te buscaré y no pararé hasta encontrarte.



 Con el peor de los moños posibles y la intriga en cada poro de su cuerpo, se apresuró en abrir la puerta. Eran las 8 de la tarde pero sin embargo parecían las 6. El timbre interrumpió el fortuito encuentro entre Adrian y Keira, los personajes más reales que ha leído jamás. Lulú maldijo en voz baja a quien quisiera que fuera la persona que estaba detrás de la puerta. ‘’¡Voy por la parte más interesante!’’ susurró Lulú. Cogió aire y abrió la puerta. Ante ella estaba la última persona que esperaba ver: Alan.
-¿Qu…qué haces aquí? –balbuceó Lulú percatándose del horrible moño que tenía en la cabeza.
-He vendió para quedarme. ¿Estás dispuesta a empezar de nuevo? –sus ojos suplicaron un sí.
-A ver, a ver, recapitulemos: vienes a las 8 de la tarde, un martes, sin previo aviso, con una sonrisa pintada en la cara esperando ¿el qué? ¿volver como antes? Perdona pero antes de esto faltan palabras como perdón, lo siento, espero que estés mejor, etcétera, etcétera ¿no crees?
-Tienes razón. Perdón, lo siento, espero que estés mejor, etcétera, etcétera. ¿Me vas a dejar pasar o piensas tenerme en tu puerta esperando a que te bese? Yo paso ¿eh? a menos que quieras que te bese. Tú misma.
-Tú y tu gracioso humor. Pasa anda –intentar no sonreír era imposible.
 Lulú le invitó a sentarse en el sofá rojo y, cómo no, Alan aceptó. Habían pasado la gran mayoría de las tardes de invierno en ese sofá. Ahora hacía más de 15 meses desde aquellos días de frío dónde salir a la calle era un suicidio.
-Y bueno ¿cómo has estado estos 15 meses y 18 días sin mí?
-Alan, no todo gira en torno a ti.
-¿Seguro, pequeña? Eso no es lo que he oído por ahí.
 Vale, sí. Lulú lo había pasado mal cuando este chico con la mejor sonrisa del mundo la dejó. Pero ya está, eso pasó. Ahora no se centraba en nada más que en la universidad y en sus amigas, claro.
-¿Por qué has vuelto, Alan? No lo entiendo: te fuiste sabiendo que yo estaría ahí en cualquier momento y, justo ahora, que sabes que ya no te echo de menos, vuelves.
-Me gustan los retos, pequeña, siempre lo has sabido –y justo en ese momento Lulú se fijó en esos labios tan carnosos que un día susurraron las palabras perfectas, las únicas que quería oír: ‘’te quiero’’.
 Y sin previo aviso, Alan le robó un beso. De esos cortos, suaves y sinceros, sobretodo sinceros. Lulú se separó a los 5 segundos pero, sí, quería más, no lo podía negar. Esta vez fue ella quien se acercó a sus labios pero el susurro de sus palabras la paró:
-No sé si será verdad lo de que no me has echado de menos. Lo único que sé es que yo sí y que me he equivocado –Lulú se estremeció –lo sé, pequeña, lo sé. Se ha hecho tarde, me tengo que marchar. Tranquila, yo te buscaré. No querrás, pero lo haré. Y sí, no pararé hasta volver a ver esa sonrisa que tanto me enamora. 

‘’Vuelves a mí porque el asesino siempre vuelve al lugar del crimen.’’ 

*Laura.

1.7.12

Para una persona maravillosa.


 Su larga melena se movía al ritmo de su nerviosa pierna. Se levantó, se volvió a sentar en el banco, volvió a caminar unos pasos y se sentó en el siguiente banco. Sus manos estaban sudorosas y los minutos pasaban mientras la otra chica no llegaba. Y es que esa chica, con los nervios a flor de piel, estaba esperando a la amiga que ese 9 de mayo conoció por internet. A partir de ese día todo cambió.
(Ese 9 de mayo:)
-¡Hola!

-¡Hola, que ilusión hablar por fin contigo!

-¡Sí! Tenía muchas ganas de conocerte. 

-Ya, yo también -las sonrisas de ambas chicas eran más grandes incluso que cuando hablaban con una amiga de toda la vida.

 Y así siguieron las conversaciones: pasándose música, compartiendo risas, secretos, anécdotas, sintiéndose amigas de toda la vida y soñando con el momento en que, por fin, pudieran conocerse cara a cara. Y, allí estaba, una de las dos chicas, esperando a la otra. Y más recuerdos sobre una de sus miles conversaciones: 

-De verdad que cuando te conozca en persona seré muy pero que muy feliz.

-¡Y yo! No veas las ganas que tengo de conocerte.

 Todavía no podía creérselo: ¡iba a conocer a esta maravillosa chica! Los minutos pasaban y la emoción aumentaba. Y de repente... apareció el coche blanco, el mismo que su amiga le había descrito. Intentó serenarse pero no pudo. Intentó que las manos no le sudaran pero no pudo. 

 Su figura salió del coche y las dos, en la distancia, sonrieron. Entonces no tuvieron más dudas: corrieron dejando atrás bolsos y maletas y se fundieron en un cálido y sincero abrazo. Y así pasaron los tres mejores días juntas. Con risas, bromas, canciones, paseos y lágrimas al despedirse. 

 Ellas dos han demostrado que si de verdad hay amistad y confianza pueden derribar esos malditos kilómetros que las separan. 


(Y, mientras, nosotras, seguimos aquí, soñando con que ese momento pase realmente. Pero yo nunca voy a perder la esperanza. Nunca. )



Este texto va a una persona que realmente me saca una sonrisa con un simple ¡hola! Esa persona es para mí, muy importante y, no quiero que nuestras conversaciones ni nuestras ganas de conocernos se acaben nunca. Así que aparte de ser una maravillosa persona tiene un maravillosos blog: Little dreamer ¡no dudéis en leeros algo suyo y dejar que la magia de sus palabras os transporten a otro lugar (como me pasa a mí)! 

(Aquí teneis mi twitter: https://twitter.com/laura_be_happy )
*Laura.