16.5.13

9 de mayo.


‘’La distancia separa cuerpos, no corazones.’’ Nunca supe lo real que es esta frase hasta el 9 de mayo de 2012. Siempre tuve una vaga idea de lo que sería tener a una amiga lejos de ti pero estar unidas por un lazo invisible que sólo ellas podían estirar o acortar. Ahora, lo sé a ciencia cierta. Gracias a una página dónde podemos ser quién realmente somos hemos creado un lazo de 625 km que nadie, nunca podrá romper.

Todo empezó con simples comentarios llenos de ternura y admiración. Y luego llegué yo y mi atrevimiento diciéndote: ¡me encantaría conocerte! A partir de aquel momento supe que no me arrepentiría de aquellas palabras.

Empezaron los e-mails y el quedarnos con las ganas de hablar más fluidamente y de saber más la una de la otra. Los largos comentarios seguían y la sensación de que esa chica que escribe tan bien se parece a mí aumentaba.

Hasta ese 9 de mayo. El pequeño lazo que habíamos creado se hizo definitivo ese día. Después vinieron las risas, las canciones pasadas, todas las experiencias contadas, el día en que nos vimos a través de la pantalla y nos oímos, los ‘echo de menos hablar contigo’ y, finalmente, la noticia bomba de que en junio nos veríamos.

No sabes cuantas han sido las veces que me he imaginado nuestro encuentro. Tú bajando del barco, tus amigas grabando, yo temblando de los nervios, las mochilas al suelo y, por fin, ese tan esperado abrazo. Eso es de lo que tengo más ganas: de abrazarte y sentir que, esos 625 km se convierten en centímetros, de sentir que, si nos proponemos algo, podemos conseguirlo.

Siempre tuve una vaga idea de lo que sería contarle a una persona que está a 625 km de distancia mis problemas, mis inquietudes, mis experiencias y que, ella, estuviera atenta a cada palabra que escribiera detrás de la pantalla del ordenador. Ahora lo sé a ciencia cierta y, también sé que por muchos kilómetros que haya entre dos personas, si de verdad existe ese lazo, cualquier cosa se puede cumplir.

Sé que nuestro lazo es irrompible, indestructible e infinito. Lo sé porque, cada vez que hablo contigo es como si estuvieras aquí, cerca, escuchando mis palabras. Así que gracias por entrar en mi vida (espero que nunca salgas de ella).


36 días para derribar 625 km que nos llevan separando más de 365 días. 

La chica que sostiene el otro extremo de ese lazo invisible pero infinito es ella: Little dreamer. No dudéis en perderos un rato por sus encantadoras letras. Vale la pena o, sino, miradme a mí: gracias a su espacio tengo la suerte de verla en 36 días. 
*Laura.