Hace
frío. Las cortinas bailan al ritmo del aire. El sol parece querer colarse por
la ventana pero la oscuridad se lo impide. Las estrellas salen a lucirse
mientras que una luna atenta las protege. Mi pelo también baila y tú lo guías.
Un mechón se revela. Tú te ríes, yo me enfado. Pero enseguida tus brazos están
alrededor de los míos y el mundo cobra sentido. Recuerdo que habíamos puesto mi
CD favorito. Oigo la música muy lejana, como si no formara parte de esta
habitación. No sé qué canción está sonando.
Pero me gusta.
¿Recuerdas
esas tardes de domingo bailando sobre el frío suelo de tu habitación? ¿Y si bailamos
hasta destrozar nuestros pies? preguntaste. Y
eso hicimos. Ese recuerdo está lleno del dulce sonido de tu risa y de la imagen
de tus hoyuelos cerca de mí. Ahora ríes. No sé porqué pero lo haces. Y no tengo
más remedio que reír yo también. Impregnas felicidad por allí donde pasas.
Felicidad.
Creo que es ese
sabor a eternidad. Esa mirada de ojos que enamora. O, tal vez, el estar
simplemente a tu lado. Ahora, tu cálida mirada atraviesa la mía como si la
quisiera devorar. Entiendo lo que quiere decir pero me hago la desentendida. Te
acercas, me miras, te siento, me hipnotizas. Juegas con mis manos, observo tu
sonrisa, ¿por qué no me besas ya? preguntas,
porque no quiero que este momento se
desvanezca nunca digo tímida. Esperanza,
miedo, amor, felicidad. Todo esto y más pasa en forma de escalofrío por mi nuca
en un segundo.
Es
ahí cuando te beso (es ahí cuando el
mundo deja de existir)
Palabras
susurradas al oído, manos distraídas, labios descontrolados. Tu nombre hace eco
en mi mente y tu sonrisa en mi alma. Nos sentamos en el suelo que tantas
sonrisas ha visto. Respiro, respiras. Te quiero, me quieres. Te abrazo, no me
dejes ir. Ya te echo de menos y sólo estás a trece centímetros de mí. Sonríes,
tu sonrisa se me contagia. Te lo he dicho miles de veces: impregnas felicidad por allí donde pasas. Y entonces pronuncias
las mejores palabras que existen:
-Te quiero.
-Sí, lo sé, pero yo te
quiero más.
-Lo sé…
De repente, el mundo se para y, confusa entre tantos pensamientos, tantas palabras nunca dichas, desapareces
como si de un chasquido de dedos se tratase. Sin avisar, sin razones. Es ahí
cuando despierto. ¿Cuándo te fuiste?
No entiendo nada, nunca estuviste. Intento aferrarme a ese sueño, me cuesta
recordar, cada vez te desvaneces más. Polvo, vista borrosa y, finalmente,
oscuridad. Ya no estás. Solo ha sido un sueño, un magnifico sueño. Igualmente
está incompleto. ¿Quién eres tú? susurro
agotada. Así que, donde quiera que estés, te digo que te estoy esperando aquí,
en la habitación donde tantos momentos (infinitos)
pasaremos.
(lo sé, son palabras locas y desordenadas.
pero necesitaba quitarme esta descabellada idea de la cabeza.
es diferente y, quizá (sólo quizá), yo también lo sea.
gracias a mi 'little darling' por completar mis ideas. te quiero.)
''I talk about you like you put the stars in the sky.''
*Laura.