Y, por primera vez, dije lo que jamás
me hubiera imaginado que diría:
-Son como este océano que se
extiende ante nosotros, ¿ves? Algunas veces están calmados, de este azul tan
clarito, de este azul en el cual te puedes bañar tranquilamente y puedes ver lo
que hay detrás: puedes ver el interior del océano y descubrir los pequeños
tesoros que éste contiene. Algunas veces hay turbulencias, no hay
transparencia, no puedes pasar, las olas no saben adónde van: están perdidas.
Pero llega el día y la mar se calma, la mar sonríe. Hay veces en que las olas
rompen contra las rocas y sienten impotencia, rabia, miedo. Pero nunca llegan a
la inmensa playa, esta playa cálida en la que me recuesto y me siento seguro,
me siento como en casa. Esta playa que está llena de pequeños granos de arena,
esta playa que se sonroja al sonreír. Pero mi mirada se sigue quedando
cautivada por este azul infinito que se mezcla con otro infinito: el cielo.
Juntos forman un horizonte en el cual puedo pasarme horas y horas sumergido. No
importa hacia dónde mire, siempre hay un espectáculo: azul y azul, azul y
blanco rosado, azul y azul oscuro, azul y rojo pasión… Siempre tienes un
espectáculo preparado para mí. Muchas de las veces que esta playa se sonroja
hay un brillo en medio de este maravilloso paisaje marino: es (eres) mi faro. Brilla,
centellea, es feliz. Brilla como si pequeñas estrellas hubieran caído sobre la
mar, centellea como si éstas se movieran, es feliz como nunca. No me importaría
en absoluto no ver más océanos como éste; es más, jamás querría separarme de
estas aguas. Pero, si alguna vez la marea me arrastra lejos, muy, muy lejos, no
quiero ver marea alta, no quiero ver como este mar azul se desvanece porque,
siempre, por muy pequeño que sea, estará ese faro que me guiará hacia el azul
correcto, el azul que adoro contemplar. –después de una larga pausa miré sus
ojos, miré su océano y le dije –Sarah, tus ojos son como este océano que se
extiende ante nosotros, tus ojos son mi salvavidas.
Y, por primera vez, besé los
labios que jamás me hubiera imaginado besar.
-Mi océano te mira así porque te
has sumergido en él sin miedo a ser hundido, sin miedo a que nadie te salve.
-Lo cierto es que, bañarme en él
ha sido mi salvación.
Salvavidas, salvavidas, llévame a algún lugar donde el mundo no nos encuentre, un lugar donde el azul sea el protagonista, un lugar para poder amarte como te mereces.
Sorry, sorry y más sorry. Mi desaparición se debe a... ¡el verano! Somos jóvenes y libres, debemos aprovechar. Sol, sonrisas de felicidad a mi alrededor, playa, desconocidos que siguen sin dejarse conocer y...¡625km derrumbados! Por fin pude pasar una tarde maravillosa gracias a esta maravilla de persona (Little dreamer). He aquí nuestro primer abrazo. Recuerda: 'la distancia separa cuerpos, no corazones.' Cuando esta fiebre veraniega se pase juro que no me despegaré de blogger.
*Laura.