Sentada en la misma silla
chirriante de hace dos años, intento imaginar el futuro que nos depara. Sé que
no será igual a cómo yo me lo imagino pero espero que se acerque. Puedo oler un
futuro lleno de magia, de amor, de esperanza. Un futuro que me hará más feliz,
un futuro lleno de cambios maravillosos. También me llega el olor del perfume
que he llevado estos dos últimos años y no puedo evitar acercarme a él. Es como
si ese olor contuviera demasiadas sonrisas como para pasar desapercibido. Pero
que no, que no tengo suficiente con lo que he vivido. Quiero más. Lo anterior
me sabe a poco.
Con la banda sonora de estos
dos últimos años de fondo puedo recordar (y tocar) todo lo vivido
anteriormente.
Mi querido Diciembre es el
primero en aparecer. Dejémosle aparecer el primero y así, después, su sabor
agridulce no será tan amargo. Sonrisas en mi rostro cada vez que el señorito
Diciembre me llamaba. Y sonrisas más amplias al estar a su lado. Pero ¡oh! que
tenemos aquí: una llamada de teléfono terminada con un hasta siempre. Sí, mi querido Diciembre, siempre te recordaré muy a
pesar de las lágrimas que siguieron dos meses más tarde.
Pero bueno, veo que llegan tres
señoritas muy amables y no, no me ayudan a levantarme: se sientan conmigo y me hacen
reír ¡vaya si me hacen reír! Aún así sigo pensando en mi casi morena que es la
que más sonrisas me saca.
Llega el verano y con él la
libertad, la felicidad infinita, los amores enloquecidos. Son tan enloquecidos
que no llegan ni siquiera a ser amor. A pesar de todo, mi mes menos favorito
(Agosto) me hizo sonreír y se lo agradezco.
Aparece un nuevo curso, un
nuevo futuro y acaba destrozado a más no poder. Las tres señoritas de antes se
separan, se pelean, se odian, se vuelven a querer y, finalmente, se dicen adiós. Mentiría si dijera que no me dio
pena nuestro final pero es que la situación no daba más de sí. Todas cambiamos,
unas para bien y otras para mal, así que nuestro final, al fin y al cabo, era
más que esperado.
Sé que aún me queda (y me quedará
siempre) mi casi morena con una sonrisa de oreja a oreja. Las risas que
provienen de todos los viernes por la tarde de 3 a 7 son risas de felicidad.
Creo que las puedo oír y me uno a ellas. Todas las fotos, todas las canciones,
los textos, las cartas, los libros, las pulseras, todo, son lo que más me ha
gustado de estos dos años. Esa sonrisa y esos ojos marrones han estado ahí
incondicionalmente, pasara lo que pasara. Y me alegro de que sea ella la única
que siga aquí, conmigo.
Los meses siguen y las personas
van y vienen. Unos amores a través de la pantalla del ordenador y varios
desconocidos son los que me sacan las sonrisas que huelen a amor. Pero que
luego son decepciones y al corazón no le importa.
625 km que separan nuestros
cuerpos pero no nuestros corazones. Esta rubia más mayor que yo es la que me
entiende a través de una pantalla. Sus comentarios y nuestras conversaciones
son el motivo de mi sonrisa cuando estoy en esta silla chirriante. Sé que algún
día la podré abrazar y podré decirle, al fin, que fue lo mejor que me ha pasado
en meses.
Luego están L y M, esas locas
que no se conocen de nada pero que tienen tanto en común. Sangre catalana corre
por sus venas y el inglés lo dominan a más no poder. Dos locas que me han
sacado sonrisas con cosas tan simples como la palabra topo o los miércoles de verano en nuestras casas.
También están mis pequeñas
princesas y mi princesa mayor (mis primas). Ellas son las cosas más bonitas que
existen. Las tardes con ellas o los largos findes de semana son lo mejor. Sus
sonrisas inocentes transmiten una felicidad tan extrema que hacen que sonría yo
también. Y qué decir de las comidas familiares. Las risas están aseguradas y
verlos todos tan unidos (muy a pesar de todo) me hace feliz. Las tardes con mi tete que, a pesar de que me enfade con él, lo quiero mucho y quiero seguir riendome con él sobre cualquier tontería.
6 de abril fue la fecha más esperada
de todas. Fue la fecha en la que cumplí mi primer sueño, el más grande de todos:
verle en concierto. Y así fue. Pero esto no se acabó ahí: ¡16 de marzo, voy a
por ti! Aunque no tengamos el mejor sitio en el que verlo, sé que ahí vamos a
estar bien, que vamos a cantar y gritar y bailar y cumplir nuestro sueño
igualmente. Lo sé porque nos acompaña una belieber y una swiftie que, en pocos
meses se ha ganado nuestra confianza y es igual que nosotras: mi (segunda)
Laura. La quiero, nos comprende y se puede hablar con ella de todo.
Los demás momentos de estos dos
últimos años son cosas sueltas pero, ni mucho menos, menos importantes. Son
cosas que no tienen ni pies de cabeza pero que están ahí, haciéndome sonreír
cada vez que las recuerdo.
19 de junio y un único CD:
Believe. Ha crecido, nosotras con él, pero la esencia de su música sigue siendo
la misma. Sus letras y su voz es la única capaz de tocarme la fibra sensible. 22
de octubre y las canciones escuchadas en 1 hora y media. All too well y Come back, be
here ya forman parte de mi, están incrustadas en mi ser. Ed Sheeran es un
pelirrojo muy guapo que con su dulce voz y sus románticas canciones enamora a
cualquiera. Skins es una serie que, aunque no sea adecuada para nosotras
(cuando hablo de nosotras hablo de mi casi morena y yo), la hemos visto
igualmente hasta el final. La emoción de cada capítulo y las personalidades de
cada personaje hacen de ella una serie especial. Los Juegos del Hambre es la
mejor trilogía que existe. Con estos tres libros he reído, he llorado, me he
emocionado y me he sentido parte de una rebelión. Todos y cada uno de los
libros (que no son pocos) han hecho de mí la medio-escritora que soy hoy. Todos
ellos me han enamorado y me han quitado el sueño y me han hecho ver cosas que
nunca podría haber visto sola.
Las películas, los textos en el
blog, las canciones nuevas jamás escuchadas, las pequeñas frases que se dicen
sin pensar pero que tienen un gran significado, los perfumes, las fotos en
Narnia, los collares regalados, los CD’s, las clases divertidas en el
instituto, las horas estudiando, los trabajos en grupo, las amistades fuera del
instituto, las gomas prestadas, los mensajes, las llamadas, los pintauñas, las
noches fuera de casa, las historias inventadas en mi cabeza, los abrazos a
cualquier hora del día, las conversaciones de mesa a mesa (y eso que estamos
lejos), las clases locas de Alemán, los terribles (y magníficos) miércoles por
la mañana, los sábados en los que se madruga sólo para ver a Iván chutar la
pelota, las tardes por Barcelona, los cumpleaños, las fechas con recuerdos
incrustados, las personas que ves en sitios inimaginables de casualidad, los
perfectos desconocidos que se tiñen el pelo y que su mirada me recuerda a la
mía, todos los te quiero… Todas y
cada una de esas (pequeñas) cosas son las que me hacen ser hoy quien soy, son
las cosas que han pasado en dos años y que, ni por un segundo, tengo pensado
olvidar. Por eso lo plasmo aquí, en el papel, por sé que mis sentimientos son
verdaderos y que la única forma de darles vida son aquí.
La música ha acabado, los
recuerdos han cesado, mis dos mejores años han pasado delante de mí en un
segundo y me siento orgullosa. No me arrepiento de nada, soy feliz teniendo los
recuerdos que tengo.
El olor embriagador del futuro
me envuelve en sus brazos y sé que todavía quedan muchas sonrisas que
coleccionar, miradas que enamorar, almas que tocar, palabras por pronunciar,
por escribir, por pensar, canciones que escuchar, momentos que recordar, labios
que besar, mejores amigas que abrazar, lágrimas que derramar, libros que
comprar, que leer, que escribir, conciertos a los que asistir, voces que
escuchar, que descubrir, que admirar, personas a las que pintar, lecciones que
aprender, relatos que memorizar, veranos, inviernos, otoños y primaveras que
vivir, errores que cometer, preguntas que formular, respuestas que dar. Quedan
todavía muchas cosas por vivir.
Estas experiencias vividas
seguirán siempre en mí, pase el tiempo que pase, o sea, siempre.
Espero que tengáis un feliz año 2013 y espero que este año sea mejor para todos porque, la verdad, nos lo merecemos. Me alegra pasar otras Navidades con vosotros, bloggers. Gracias.
Adiós
2012, ¡nos veremos en mis recuerdos!
*Laura.